Sobre los 2000 y ser adolescente
Este texto huele a colonia de vainilla y suena a politono de reguetón
Hay algo en la nostalgia que da gustito. Como ponerse un chándal de terciopelo Juicy Couture mental y volver a ese lugar donde todo era más fácil (o al menos, lo parecía). Volver a los 2000 es como abrir una caja de recuerdos llena de carpetas forradas y conversaciones por Messenger que terminaban con un “tkm no cambies nunca”.
Me encanta la nostalgia porque me recuerda quien fui. Porque a veces el presente pesa y mirar atrás tiene algo de refugio. Porque en un mundo tan rápido, tan inmediato, pensar en esa época donde todo era más lento y (aunque dramático) más sencillo, reconforta.
Y sí, sé que idealizamos, que no todo era tan bonito, pero al menos entonces el sufrimiento venía por si ese chico te miraba en clase o si te ponía en su nick de Messenger. No por pagar facturas, sobrevivir al algoritmo o mantener la salud mental en equilibrio.
Así que hoy, sin más pretensión que compartir un rato de recuerdos bonitos, traigo mi selección personal de cosas que marcaron mi adolescencia. No es objetiva, pero sí muy mía.
Series
Física o Química
No éramos conscientes, pero esto fue nuestro “Élite” antes de que existiera “Élite”. Más cutre, más crudo, más caótico. Un antes y un después en la adolescencia española. Todo el catálogo del drama juvenil. Fue nuestro primer acercamiento a los grandes temas: identidad, sexo, salud mental, amistad, muerte. Una serie que, pese a sus excesos, no subestimó a su audiencia. Nos ofrecía un espejo (con el cristal empañado, pero espejo al fin y al cabo) donde ver reflejadas nuestras preguntas, miedos y contradicciones. En aquellos pasillos del Zurbarán aprendimos que crecer dolía, pero también que era inevitable.
Los Hombres de Paco
Vale, sí, era una serie de polis torpes y tramas absurdas, pero Lucas y Sara eran el verdadero motivo por el que no podíamos dejar de verla. Esa historia de amor imposible, llena de miradas intensas, huidas a tiempo (o a destiempo), y besos que parecían reconciliar el mundo, nos tuvo en vilo durante años. Una serie inclasificable con una naturalidad desarmante que nos hizo reír y llorar a partes iguales.
Los Serrano
¿Quién no cantó el “1 más 1 son 7”? Desordenada, ruidosa, entrañable. Una mezcla de humor y drama que, durante años, fue parte de nuestras sobremesas. Esta serie era como ir a casa de tu prima los domingos: ruido, caos y mucho amor desordenado. Y Teté y Guille, claro, cómo explicaros. Y aunque el final nos dejó desconcertadas (y eso es quedarse corta), no podemos negar que formaron parte de nuestra educación sentimental.
Música
Fondo Flamenco
El trío que nos hizo creer que el amor dolía y que estaba bien escribir frases como “te echo de menos” con letras góticas en Fotolog. El drama hecho arte. ¿Entendíamos lo que cantaban? No del todo. ¿Lo sentíamos como si nos hubieran dejado plantadas en el altar? Absolutamente.
Andy y Lucas
Vale, sí, ahora son un meme, pero nadie sufría como ellos. Nadie te contaba un drama de barrio con tanto sentimiento. “Son de amores” fue nuestro himno sin saber ni de qué iba, pero qué más daba: tú solo querías gritarlo por la ventana del bus camino al instituto. Infravalorados como concepto musical y sobrevalorados en nuestros corazones adolescentes. Y eso es un piropo.
Libros
Crepúsculo
Lo siento, pero no podía faltar. Crepúsculo fue el primer libro que me obsesionó de verdad. Más allá de las críticas que hoy puedan hacerse a su narrativa o sus personajes, la saga de Stephenie Meyer supuso un punto de inflexión. Fue el primer libro con el que muchas adolescentes nos enganchamos de verdad a la lectura. Y eso, pese a todo, es valioso. Porque leer a los 16 también es un acto de autoexploración.
Películas
High School Musical
Sí, fui de las que se aprendió todas las coreografías. We're all in this together no era solo una canción: era un mantra. No os puedo explicar la completa obsesión que tuve con estas películas. ¿Sharpay? La auténtica protagonista y lo sabíamos, pero aún no estábamos listas para admitirlo.
La nostalgia tiene una forma muy particular de aparecer. No solo para recordarnos lo que fue, sino para reconciliarnos con quienes fuimos. Mirar atrás no siempre significa vivir en el pasado. A veces, es solo una forma de celebrar el camino recorrido.
Así que hoy, esto es para ti, que también fuiste adolescente en los 2000. Que lloraste con Fer, bailaste con Troy, y escribiste en tu Tuenti cosas tipo “nO tOdO eS lO qUe PaReCe”. Y si tú también viviste esa época, ya sabes: no era solo una fase. Era la fase.
muy identificada! sigue así, me encantan estos textos 💘
Amo este post ❤️ yo también viajo mentalmente a los 2000 aún con frecuencia